Aún no nos acostumbramos a ver el índice de rotación en las empresas (entendida como entrada y salida de personal). Mucho menos a los recortes de plantilla, donde la consecuencia más común es que el trabajo que hacían 10 personas lo hacen ahora 4. No hablemos de los EREs. Pero tampoco pasa desapercibido como en esta circunstancia actual de falta de empleo, en el país, "nos agarramos a un clavo ardiendo". Esta frase hecha, adquiere protagonismo en tiempos de necesidad. En ese caso, de necesidad de empleo. Aplicado, encontramos gran cantidad de situaciones en las que un directivo, objeto o victima de un recorte de plantilla, ERE o despido, accede nuevamente a un empleo, pero en puestos de inferior categoría a su cualificación. Recientemente leí un artículo que decía que el 70% de los directivos aceptarían un puesto de inferior cualificación. 7 de cada 10. ¿Positivo o negativo?. Mi respuesta está clara: según se mire.
Negativo es la primera respuesta que se le habrá ocurrido. Cambiar de un puesto directivo a un puesto base, de mando intermedio, o de adjunto, implica un "retroceso" en la carrera profesional. Pero no forzosamente. Entendiendo carrera profesional como parte visible, es decir, lo que ven los demás, es posible. El estatus social y prestigio que aporta un puesto directivo de cara a la galería, además de la importancia del aspecto económico, conforman las causas por las que este hecho se percibe como negativo. ¿Realmente le interesa quedarse con esta visión para su productividad y desarollo?...
Positivo Si, también tiene lado positivo, y tenemos que aprender a verlo. Desde más abajo, se pierde miedo y se gana riesgo. Se te permite equivocarte. Se gana en aprendizaje ejecutivo y en visión de procesos, frente al aprendizaje directivo y la visión holística que se desarrolla en puestos de mando. Igualmente, se gana motivación por el propio desarrollo, al existir mayores posibilidades de promoción.
Una de las mayores dificultades estriba en el cambio de actitud. De mandar a ser mandado. De la dirección a la ejecución. Si no eres capaz de aceptar, asumir, y aprovechar el cambio, éste se convertirá en la mayor dificultad para tu proceso de adaptación y desarrollo.
Negativo es la primera respuesta que se le habrá ocurrido. Cambiar de un puesto directivo a un puesto base, de mando intermedio, o de adjunto, implica un "retroceso" en la carrera profesional. Pero no forzosamente. Entendiendo carrera profesional como parte visible, es decir, lo que ven los demás, es posible. El estatus social y prestigio que aporta un puesto directivo de cara a la galería, además de la importancia del aspecto económico, conforman las causas por las que este hecho se percibe como negativo. ¿Realmente le interesa quedarse con esta visión para su productividad y desarollo?...
Positivo Si, también tiene lado positivo, y tenemos que aprender a verlo. Desde más abajo, se pierde miedo y se gana riesgo. Se te permite equivocarte. Se gana en aprendizaje ejecutivo y en visión de procesos, frente al aprendizaje directivo y la visión holística que se desarrolla en puestos de mando. Igualmente, se gana motivación por el propio desarrollo, al existir mayores posibilidades de promoción.
Una de las mayores dificultades estriba en el cambio de actitud. De mandar a ser mandado. De la dirección a la ejecución. Si no eres capaz de aceptar, asumir, y aprovechar el cambio, éste se convertirá en la mayor dificultad para tu proceso de adaptación y desarrollo.
"El árbol que da mejores frutos es el que está más cerca de la tierra"
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