Para VIVIR hay que querer vivir

Cada vez que veo el sol, lo miro por primera vez.

Y es que hemos perdido la presencia, ganando ausencia, a ninguna parte. 

Y se nos pasa la vida, y no nos damos cuenta.

Vivimos en parte alienados, con nuestra mente en el ayer, en el mañana, inventando recuerdos que aún no existen, mientras pasan por nuestros ojos momentos que nunca se volverán a repetir, y se van...

Y se nos pasa la vida mientras sentimos que no tenemos vida. 

Para vivir no es suficiente con dejarse llevar. 

No se VIVE, -en mayúsculas-, por el mero hecho de tener vida. Asi sólo aprendemos a vivir en automático, una vida basada en responsabilidades y obligaciones que nos exime del placer del disfrute. 

Hay que querer vivir. Nos toca aceptar que disfrutar es también nuestra responsabilidad, que el placer da intensidad a la vida, pero no deja de ser una opción. 

Hay que aprender a  dedicar atención y esfuerzo a vivir el #momento presente, poner todos los sentidos en lo que hacemos, y aprender a sentir. 

~Para vivir hay que querer vivir~

Y luego están los #momentos...

Momentos que nos gustaría que fuesen eternos,  que no acabaran nunca, para vivirlos más tiempo. 

Pero entonces nunca sería igual.

El secreto está en aprender a vivir los #momentos con más presencia y atención, disfrutando de cada una de las emociones y sensaciones que nos provoca, con el cuerpo y la mente en el 'ahora', porque como dice aquella frase, 'si un arco iris durase un cuarto de hora, ya no se miraría más'. 

No se trata de cantidad, sino de intensidad.  

No se trata de lo que duren los momentos, si no de cómo vivimos esos momentos.

Os deseo este verano muchos momentos infinitos...